lunes, 5 de mayo de 2008

Nuevos vientos



Desde hace ya cuatro años, uno de los fines de semana del año queda reservado para una excursión a algún rincón de nuestra comunidad, compartiendo el que llamamos fin de semana "de los primos" en una casa rural, en la que nos juntamos junto con nuestros primos de Mojados. Se trata de un fin de semana en que disfrutamos intensamente, sin mayor aliciente que el estar juntos durante estos días en cuestión y llenarlos de buenos ratos, disfrutando de lugares nuevos y, por supuesto, de su gastronomía. Pero el gran aliciente, en mi opinión, es disfrutar del cariño y la unidad que se respira en el ambiente, algo natural en un entorno familiar en que, desde que me recibieron hace ya unos años, he encontrado tanta unióny amor.

Pero a pesar del espíritu familiar del que hablo, este año, este fin de semana, he disfrutado de un rato propio, particular, enormemente enriquecedor. Una de las mañanas, sin rumbo establecido, decidí rebasar la puerta de la casa y comenzar a caminar, sin preocuparme el destino, simplemente caminaba, observando a un lado y a otro, disfrutando de aquello donde la capacidad destructiva del ser humano, aún no se ha desarrollado en su máximo esplendor. Mientras el sol alumbraba mi recorrido y el viento sacudía mi torso desnudo, procuraba disfrutar a través de mis sentidos; veía el verde que crecía por las laderas alejándose hacia las cumbres de la montaña, a la nieve que a lo lejos recordaba que el invierno había pasado; oía el fluir de un regato, el cantar de las golondrinas, los grillos que ponían sus notas más agudas, o los cencerros de las vacas que pastaban libres por los prados.
Entonces, ante tal inmensidad, me sentía como parte integrante de esa naturaleza, lejos de lo cotidiano, de la rutina de nuestro día a día, da las preocupaciones e inquietudes.

El fin de semana ha sido bonito, intenso, pero ya se apagó; hoy de nuevo la realidad de un lunes duro, en que la sensación de formar parte de una naturaleza viva se transforma en la de ser una herramienta al servicio de un fin ajeno. A veces me pregunto hasta dónde llegará la evolución del ser humano...y a veces me asusto.

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